viernes 19 abril, 2024
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Palermo: el Jardín Botánico fue declarado el primer refugio climático de la Ciudad

La distinción fue entregada por la Agencia de Protección Ambiental, perteneciente a la Secretaría de Ambiente porteña y se debe a que, tanto en su interior como en sus veredas, tiene en promedio 4.8 ºC menos que las temperaturas registradas en sus alrededores.

El Jardín Botánico Carlos Thays, situado en el barrio de Palermo, fue inaugurado en 1898 y contiene un espacio verde de 7 hectáreas con más de 6 mil especies de árboles y plantas autóctonas. Ese contexto ofrece condiciones ambientales confortables y frescas que permiten protección durante los eventos de temperaturas extremas, que serán más frecuentes debido al cambio climático.

Los refugios climáticos son espacios que le brindan a la población, un lugar confortable y fresco durante eventos de temperaturas muy altas. Pueden ser sitios cerrados como escuelas, bibliotecas o centros comunitarios o también abiertos como parques y plazas.

En este caso, el Jardín Botánico representa una excelente opción de refugio debido a que registra menos temperatura que la informada por las Estaciones Meteorológicas del Servicio Meteorológico Nacional (SMN) en otros puntos de la Ciudad. Esto se sabe ya que el Jardín cuenta con su propia Estación Meteorológica que lleva registros diarios de temperatura, humedad y precipitaciones.

Por su parte, Inés Gorbea, secretaria de Ambiente de la Ciudad, expresó: “Es importante contar con lugares que posibiliten mitigar el impacto del clima. El Jardín, por su biodiversidad, ofrece las condiciones necesarias para que los ciudadanos puedan tener un alivio ante las altas temperaturas”.

Durante los últimos 60 años las condiciones de amplitud de zonas concentradas de edificación y menos espacios verdes dentro de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires tuvieron como consecuencia un aumento de la frecuencia y duración de eventos climáticos extremos, como por ejemplo las olas de calor que, según lo establecido por el Servicio Meteorológico Nacional, se presentan cuando la temperatura mínima supera los 22°C y la máxima los 32.3°C, al menos por tres días seguidos.

La implicancia de esta situación se vio reflejada en la temporada estival 2022-2023 cuando, entre los meses de noviembre y marzo, la Argentina padeció diez olas de calor de las cuales la Ciudad de Buenos Aires experimentó cinco y el verano más cálido desde que se tienen registros.

Debido a que frente a temperaturas extremas el cuerpo humano tiene que esforzarse para mantener su temperatura interna, las olas de calor representan un riesgo para la salud. Situaciones como estas pueden traer, como consecuencia, mareos, deshidratación, desmayos, o agotamiento. Las personas mayores, niños/as, embarazadas y la población con enfermedades preexistentes son más vulnerables a sufrir estos efectos.

En este sentido, el subsecretario de Políticas de Infraestructura Verde Urbana y Desarrollo Sostenible, Ariel Álvarez Palma, destacó: “Las olas de calor sufridas este verano nos hacen valorar aún más el efecto de la naturaleza en la Ciudad. La proporción de sombra natural que nos ofrece el Jardín Botánico y el impacto en la temperatura es importante que sea difundido y reconocido como refugio para la ciudadanía frente al calor extremo”.

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