viernes 8 noviembre, 2024
Interes General

Argentina celebra 152 años de hazañas estelares en el Día Nacional de la Astronomía

Cada 24 de octubre, Argentina rinde homenaje a su vasta contribución a la astronomía, celebrando el Día Nacional de la Astronomía. Esta fecha conmemora la fundación del Observatorio Nacional Argentino en 1871, un punto de partida clave en la exploración del universo. A lo largo de más de un siglo y medio, la astronomía en Argentina ha cosechado notables logros que van desde la determinación de la hora oficial para todo el país hasta el estudio de los misteriosos rayos cósmicos de origen extragaláctico.

En el contexto histórico, el Observatorio Nacional Argentino, con sede en Córdoba, emerge como un faro pionero en la astronomía profesional. Santiago Paolantonio, un investigador dedicado a la historia de la astronomía argentina, señala que antes de su creación, la astronomía se practicaba mayormente en un ámbito amateur. Es relevante destacar que incluso Vicente López y Planes, ilustre autor del Himno Nacional, compartía el interés por estos estudios.

Este observatorio no solo marcó un hito histórico, sino que también propició el desarrollo de la astronomía profesional en Argentina durante 152 años de constante evolución. Entre sus logros más destacados se incluye la Uranometría Argentina, un atlas que mapea todas las estrellas visibles a simple vista en el cielo.

Asimismo, el Observatorio fue fundamental en la determinación precisa de las posiciones estelares, lo que permitió un mejor entendimiento de nuestro entorno cósmico, culminando en la creación de los renombrados catálogos de Zona y el Gran Catálogo Argentino.

Un punto de inflexión llegó con el “Gran Ecuatorial”, un telescopio refractor de 28 centímetros de diámetro, que habilitó el primer trabajo fotográfico sistemático y a gran escala en la historia de la astronomía, conocido como “Fotografías Cordobesas” y publicado en 1896.

No obstante, el Observatorio trasciende su función astronómica; se convirtió en la cuna de la hora oficial en Argentina, determinó posiciones geográficas claves para la cartografía nacional y contribuyó a la estandarización de patrones de peso y medida. Este último aspecto dio origen a la Oficina Meteorológica Argentina, precursora del actual Servicio Meteorológico.

Otro punto culminante en la trayectoria astronómica de Argentina se remonta a 1882, cuando el país participó en la observación del tránsito de Venus, un fenómeno astronómico excepcional que ocurre dos veces por siglo. Esta experiencia impulsó la creación del Observatorio Astronómico de La Plata.

En 1929, los astrónomos argentinos se unieron a la Unión Astronómica Internacional, consolidando aún más la presencia del país en la comunidad científica internacional. Posteriormente, en 1958, se estableció la Asociación Argentina de Astronomía, un respaldo institucional vital para la investigación en esta disciplina.

La astronomía argentina se expandió por todo el territorio nacional, desde la Antártida hasta las regiones más remotas, impulsada por la capacidad de albergar observatorios y proyectos astronómicos de gran envergadura.

Uno de los hitos más significativos fue liderado por Miriani Pastoriza y José Luis Sérsic, quienes revolucionaron la comprensión de las galaxias, descubriendo regiones de formación estelar activa en galaxias espirales barradas. Esta investigación aportó pistas sobre la presencia de agujeros negros supermasivos en el núcleo de las galaxias, desafiando las concepciones previas.

Además, Pastoriza se destacó como una de las pioneras en la astronomía, un campo que históricamente había estado reservado para hombres, y ese hallazgo llevó a que las galaxias de este tipo se llamaran galaxias Sérsic-Pastoriza.

Otro logro de la astronomía argentina que merece mención es la confirmación del origen extragaláctico de los rayos cósmicos de alta energía. El Observatorio Pierre Auger, el experimento más grande del mundo en el estudio de rayos cósmicos situado en Mendoza, demostró en 2017 que estos rayos se originan fuera de la Vía Láctea.

Estos rayos no son simplemente haces de luz, sino partículas subatómicas que viajan desde galaxias distantes o incluso desde el propio Sol, brindando información de épocas y lugares remotos que arrojan luz sobre el Big Bang y los confines del universo.

Beatríz García, astrónoma e investigadora del Conicet, resalta el papel protagónico de Argentina en el funcionamiento del observatorio, la recolección y análisis de datos, subrayando la relevancia de una política científica sostenible para el futuro de la astronomía en el país.

En 2019, Argentina instaló un detector de rayos cósmicos en la Base Marambio de la Antártida, un lugar ideal para medir partículas subatómicas del espacio. A lo largo de su trayectoria de 152 años, la astronomía argentina ha demostrado resiliencia frente a desafíos económicos y políticos, marcando un camino de éxitos.

Mirando hacia adelante, la astronomía argentina se apoya en la necesidad de una política científica sólida que garantice la continuidad, el crecimiento de nuevos investigadores y el sostenimiento de investigaciones de alto nivel en el país. Argentina es un faro en el campo de la astronomía, y su reconocimiento internacional respalda la idea de que, en el ámbito científico, siempre es crucial contar con un Estado presente.

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